Estados Unidos vuelve a agitar las sospechas sobre la fuga del laboratorio del Covid en Wuhan

El director del FBI se suma a las sospechas del Departamento de Energía norteamericano

Pablo M. Díez

Corresponsal en Pekín

Vuelven a sonar las sospechas sobre la fuga de laboratorio del Covid, si es que alguna vez se apagaron. Tras varias semanas atizándole a China en otros frentes, desde los presuntos globos espía hasta el supuesto envío de ayuda militar a Rusia en la ... guerra de Ucrania, Estados Unidos agita de nuevo las dudas sobre el origen del coronavirus.

El fin de semana, y según informó primero 'The Wall Street Journal', el Departamento de Energía se inclinaba finalmente por la denominada teoría del laboratorio como origen de la pandemia. Rompiendo su indecisión inicial, se sumaba así a la hipótesis sostenida por el FBI desde 2021, pero con una «confianza baja» por la falta de información disponible para llegar a una conclusión sólida. Aunque el Departamento de Energía justificaba su valoración por la aparición de nuevos datos de la Inteligencia, Washington sigue sin aportar pruebas sobre sus acusaciones.

Aprovechando el revuelo que ha causado la noticia, el director del FBI, Christopher Wray, reiteraba que el origen de la pandemia de Covid-19 fue «muy probablemente un accidente de laboratorio» en Wuhan. Aunque se amparaba en que muchos detalles de la investigación siguen clasificados, acusaba al régimen de Pekín de «hacer todo lo posible para tratar de frustrar y ofuscar el trabajo aquí».

Y es que, mientras sigan las preguntas sin respuesta sobre el origen del coronavirus, continuarán las sospechas sobre los laboratorios de Wuhan, que la Casa Blanca esgrime como arma arrojadiza contra el Partido Comunista chino. Dentro de la creciente hostilidad entre ambas partes, la oportunidad es especialmente evidente esta semana porque el domingo empieza la Asamblea Nacional Popular, reunión anual del Parlamento orgánico del régimen y su cita política más importante del año.

Incógnitas

En vísperas de este cónclave, en el que Xi Jinping renovará como presidente del país tras perpetuarse en octubre como secretario general del Partido Comunista, EE.UU. vuelve a la carga explotando las muchas incógnitas que persisten sobre el estallido del coronavirus en enero de 2020.

Casualidad o no, la peor pandemia en un siglo empezó en Wuhan, donde su Instituto de Virología tiene un superlaboratorio de máxima seguridad (BSL-4) con los patógenos más peligrosos del mundo, como el ébola, el VIH y el SARS. Pero lo más importante es que muchas de sus investigaciones con coronavirus no se efectuaban en dicho laboratorio, sino en otros de nivel 2, que son los penúltimos en seguridad.

En uno de estos, y con fondos de EE.UU., la doctora Shi Zhengli y el zoólogo Peter Daszak manipularon genéticamente un coronavirus similar al del SARS y le añadieron partes de otros virus de murciélago para «reproducirse bien» en las células humanas y sin necesidad de animal intermedio. Tal y como anunciaron al publicar sus estudios, Shi y Daszak crearon ocho clones de un virus al que añadieron las espigas de nuevos coronavirus hallados en cuevas de murciélagos y dos de ellos «se reprodujeron bien» en células humanas.

Dentro de estos polémicos experimentos llamados de «ganancia de función», criticados por muchos investigadores por sus grandes riesgos, hay otra coincidencia todavía más sorprendente. A menos de 300 metros del mercado de Huanan, donde se detectaron algunos de los primeros casos del nuevo coronavirus en diciembre de 2019, está el Centro de Prevención y Control de Enfermedades de Wuhan. Con nivel de bioseguridad 2 (BSL-2), su laboratorio también investiga con coronavirus de murciélagos similares al que ha desatado la pandemia, denominado SARS-CoV-2.

Un murciélago infectado

En un brevísimo estudio publicado en 2020 en Research Gate, un biólogo y un médico de Wuhan, Botao Xiao y Lei Xiao, alertaron de la posibilidad de que un investigador de dicho laboratorio hubiera sido mordido por un murciélago y no hubiera seguido la cuarentena pertinente, por lo que podría haber introducido el coronavirus en el cercano mercado. Su informe fue borrado de inmediato.

Pero, como dijeron en su rueda de prensa en Wuhan al término de su misión en 2021, los expertos de la OMS consideran «extremadamente improbable» un escape así porque no había registros del nuevo coronavirus ni anomalías en la salud del personal que trabaja en dichos laboratorios, así como por su alta seguridad.

En una entrevista tras el viaje a China, una de las expertas del equipo, Marion Koopmans, reconoció a la cadena de televisión NBC que «uno o dos» científicos del superlaboratorio P4 enfermaron con síntomas de gripe en el otoño de 2019. Pero las autoridades les dijeron que dieron negativo en la prueba del coronavirus y, en su opinión, «fue algo normal y las pruebas no apuntan a una fuga del laboratorio».

Aun así, la Inteligencia de EE.UU. asegura que tres empleados del Instituto de Virología de Wuhan fueron hospitalizados antes del estallido de la epidemia y en el pasado ha habido accidentes. En 2004, el virus del SARS se 'escapó' de un laboratorio en China e infectó a nueve personas, matando a una.

Oficialmente, el primer caso de Covid detectado en China fue el de un oficinista sin relación con el mercado de Huanan el 8 de diciembre de 2019, pero el periódico 'South China Morning Post' reveló, citando documentos oficiales secretos, que los primeros contagios se remontaban al 17 de noviembre. Mientras sigan todas estas dudas, continuarán las sospechas y acusaciones sobre China.

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